El hecho de trabajar con personas mayores ha hecho que me de cuenta que muchas de ellas hablan de su pasado con mucho cariño, con anhelo, a veces con tristeza y otras con alegría, con melancolía…
El escucharlas hablar me transmite muchas sensaciones y emociones diferentes, y me ha llevado a pensar que la mayoría de personas recordamos y hablamos frecuentemente del pasado. Este hecho, me ha llevado a desarrollar este artículo y hablar sobre la Reminiscencia.
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¿Qué es la Reminiscencia?
A todas las personas nos gusta rememorar y vivir momentos del pasado, tanto si los hemos valorado como positivos o negativos para nosotros, tenemos esa tendencia a pensar y hablar de él, de nuestra propia experiencia, sea cual sea nuestra edad, y esto recibe el nombre de REMINISCENCIA.
Un aspecto que he de destacar es que la mayoría de personas creemos que el recordar y hablar de nuestro pasado es negativo, perjudicial para nuestra salud mental… pero, todo lo contrario, diversas investigaciones indican que gracias a la reminiscencia mejoramos nuestro bienestar en general.
¿Qué nos aporta la reminiscencia?
El hecho de recordar y compartir nuestras vivencias pasadas nos permite conseguir mayor bienestar. Como sabemos, con el paso de los años muchas de nuestras funciones cognitivas se empiezan a deteriorar, nuestro cuerpo y algunas de nuestras habilidades ya no son las mismas, nuestros seres queridos cada vez son menos… y eso produce que a nivel psicológico, esos cambios nos puedan afectar.
La reminiscencia nos puede aportar beneficios en este sentido, entre los que se pueden destacar:
Reforzar la identidad y aumentar la auto-estima: conforme pasan los años, nuestra identidad sufre ciertos obstáculos que a veces nos hacen sufrir confusiones acerca de la misma, los cambios de rol (por ejemplo, en la viudedad) hacen que a veces no sepamos muy bien quién somos y por ende, nuestra valoración hacia nosotros mismos tiende a disminuir.
Gracias a la reminiscencia, podemos recordar quienes hemos sido y quiénes somos, y aumentar así nuestra seguridad y nuestra valoración positiva sobre nosotros mismos.
Estimula los duelos: la pérdida de un ser querido siempre supone un conflicto en nuestra persona. El saber afrontar dicha situación de pérdida y el cambio hacia una vida sin dicha persona es difícil.
El hecho de recordar esos momentos donde la persona seguía con nosotros, nos ayuda a aceptar que ya no está y que debemos seguir adelante.
Ayuda a mantener la memoria: También permite fomentar los diferentes tipos de memoria, además de otras funciones como la atención o el lenguaje.
Como sabemos, conforme nos vamos haciendo mayores, la estimulación cognitiva es muy importante para mantener nuestras funciones cognitivas a un buen nivel.
¿Cómo se puede aplicar la reminiscencia en terapia?
En terapia, esta técnica de la reminiscencia suele aplicarse sobre todo para trabajar en intervención de demencias (por ejemplo, tipo Alzheimer), aunque también es aplicable a población general.
El objetivo principal de la terapia es la estimulación de la memoria episódica autobiográfica (la que se relaciona con nuestras vivencias personales, recuerdos…), aunque también se estimulan otras funciones, como comentábamos anteriormente.
Para llevar a cabo dicha terapia, se utilizan diferentes recursos, como fotografías, música, objetos domésticos, conversaciones informales…
Estos recursos son utilizados para llevar a la persona a evocar diferentes recuerdos que puedan compartir en la sesión, resaltando aspectos emocionales del recuerdo.
Gracias a ello, se facilitan las relaciones interpersonales y la comunicación de los usuarios en terapia, aumentando asimismo la sensación de bienestar y autoestima de los participantes que la lleven a cabo.
Además, de todos los beneficios que vimos en el apartado anterior.
A modo de conclusión y reflexión, finalizo con esta frase:
El pasado nunca se va, le gusta esconderse en la música, en la calle, en los sueños, en los recuerdos, en la vida…Recordar el pasado, no significa vivir anclados a él
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