Hace pocos días me pasó algo que me hizo reflexionar y hoy quiero compartirlo. Las personas ante un acontecimiento importante solemos crear una serie de expectativas previas a la ocurrencia del mismo, y estas expectativas que no son otra cosa que un conjunto de creencias y pensamientos que una persona tiene sobre lo que va a pasar, respecto a algo o alguien, pueden influir demasiado en nuestros sentimientos, emociones, y formas de actuar.
Cuando se crea una expectativa, en ocasiones puedes acertar, incluso recibir algo mejor de lo que esperabas y la sensación es genial, pero en otras ocasiones, sucede todo lo contrario. No recibes lo que esperas, e incluso llega a ser mucho peor, con las consecuencias que ello conlleva. Sentimientos negativos como tristeza, ira, nerviosismo…llevando a veces a un estado de frustración importante. ¿Por qué tenemos expectativas? Y, ¿Por qué nos dejamos influenciar tanto por ellas?
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LAS EXPECTATIVAS O AQUELLO QUE ESPERAS
Las expectativas se han definido en psicología como una estimación subjetiva que hace una persona sobre la probabilidad de conseguir una meta concreta a través de la realización de una determinada conducta o actuación.
Bandura, distinguió en su momento dos tipos de expectativas. Las de autoeficacia y las de resultado. Las primeras son aquellas en las que suponemos que vamos a conseguir aquello que queremos realizar. Por ejemplo, esta noche es mi cumpleaños y saldré a cenar con todos mis amigos. Con seguridad, sin tener en cuenta otras posibles causas que pueden hacer que esa cena no se produzca en esa misma noche.
Las otras por su parte se dan cuando suponemos que el simple hecho de hacer algo nos lleva a obtener el resultado que deseamos. Veamos como ejemplo lo siguiente: Como me estoy preparando durante meses una oposición, voy a tener la plaza.
Como se puede ver en ambas, ya se da por hecho lo que va a ocurrir. Sin embargo, como se ha comentado al inicio de la lectura, no siempre ocurre así.
EL VALOR DE LAS EXPECTATIVAS
El valor o valencia de una expectativa puede ser positiva o negativa. Así cuando una expectativa se cumple, tendemos a sentirnos con mayor bienestar y con emociones positivas tales como alegría o satisfacción. Por el contrario, cuando éstas no se cumplen y el resultado no era para nada el esperado, obtiene un valor negativo que lleva consigo frustración, tristeza, malestar…
¿Por qué nos influyen tanto las expectativas?
Son muchas las teorías que han abordado el tema de las expectativas y las atribuciones y de cómo influyen en las personas. Una de ellas es la teoría de la atribución de Weiner. Esta teoría habla de las atribuciones causales para los éxitos y los fracasos, cosa que podríamos relacionar fuertemente con lo dicho anteriormente en referencia a las expectativas. Dicha teoría pone de manifiesto 3 factores a la hora de construir las llamadas atribuciones y son las siguientes:
- Locus de control (interno – externo). El interno se refiere a cuando el resultado de una actuación es responsabilidad de la propia persona. (No fui a trabajar durante varios días y me despidieron). Por su parte, un locus de control externo significa que se atribuyen las causas de algo a agentes externos al sujeto. (Tuve un accidente, tuve mala suerte)
- La estabilidad (estable – inestable). Estable quiere decir que esa situación permanecerá a largo plazo, mientras que la inestabilidad representa algo temporal.
- La controlabilidad (controlabilidad – incontrolabilidad) sería el grado de control acerca de las posibles causas de una situación por parte de la persona en cuestión.
¿Esto qué tiene que ver con lo que siento al cumplir o no una expectativa? Mucho.
Cuando tú mismo haces una atribución sobre algo de forma interna y estable (por poner un ejemplo), es decir asumes la responsabilidad y crees que ese resultado te acompañará durante un largo periodo de tiempo, puedes sentir dos cosas. Si el resultado fue bueno, tu autoestima será reforzada y te sentirás con un mayor bienestar. Si el resultado hubiera sido negativo, probablemente te encontrarías en un estado de tristeza y de frustración importante.
Con lo que esto quiere decir que dependiendo de las atribuciones que realicemos acerca de algo, una expectativa podrá influir en mayor o menor medida en nosotros/as.
LAS EXPECTATIVAS EN LA INFANCIA Y EN LA ETAPA ADULTA
Las expectativas generalmente son creadas por la propia persona, pero existen algunas que ya están creadas por la sociedad y que nos intentan inculcar e influenciar desde que somos pequeños. Son las conocidas expectativas de rol.
Este tipo de expectativas forman parte de una dimensión cognitiva que delimita y configura un determinado rol. Comprenden los deberes y obligaciones en relación con las otras personas, que ocupan otros roles. Son creencias y actitudes acerca de comportamientos y características que posee la persona que ha de realizarlos.
Existen expectativas de rol ligadas al sexo, la edad, puestos de trabajo, estatus…
Aprovecho para finalizar con un par de preguntas que espero te inviten a reflexionar ¿Cuál es tu opinión acerca de las expectativas de rol? Y a ti, ¿cómo te afectan las expectativas?
Espera lo mejor, planea para lo peor y prepárate para sorprenderte (Denis Waitley)
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