Un día despiertas y de repente, te das cuenta que tu vida ya no es lo que era, que lo que antes podías hacer, ahora no es tan fácil, te cuesta más o incluso no puedes hacerlo.
Te das cuenta que, o le das un gran giro a tu vida y te adaptas, o por el contrario, te hundes. Una montaña rusa de emociones, que en la mayoría de ocasiones no sabes gestionar.
Y te preguntas: ¿Cómo consigo adaptarme a esta nueva situación? ¿Qué puedo hacer?
Tabla de contenidos
INTRODUCCIÓN A LA TEORÍA DE SELYE
En psicología, es muy famosa la teoría de Selye sobre el “Síndrome General de adaptación o síndrome del estrés” para definir la influencia del estrés en la capacidad de las personas para enfrentarse o adaptarse a las consecuencias de cambios inesperados provocados por una enfermedad, una catástrofe natural, un hecho traumático…
Ejemplo ilustrativo
Ahora imagina o ponte en la situación de una persona (quizá incluso seas una de esas personas), que de repente por una enfermedad o accidente laboral, pierde su trabajo. Ese trabajo que tanto le gustaba o que simplemente le daba la oportunidad de vivir mejor, de alimentar a una familia, de crecer como persona…
En definitiva, una persona a la que una determinada enfermedad le cambia la vida por completo, porque la limita física o mentalmente, a veces, de ambas formas. Esa persona que se pregunta una y otra vez: Y, ¿ahora qué?
FASES DEL SÍNDROME GENERAL DE ADAPTACIÓN
En la teoría que comentaba párrafos anteriores sobre el Síndrome General de adaptación, se habla de la existencia de tres fases que pueden ayudar a entender mejor cómo las personas intentamos hacer frente a ese tipo de situaciones u otras que aparecen y que generan estrés:
La primera fase o de alarma. ¿Lucha o huida?
Cuando percibimos una situación amenazante, nuestro organismo comienza a sufrir una serie de cambios fisiológicos y psicológicos que lo preparan para enfrentarse a dicha situación.
Todo ello se ve influido por factores físicos del estímulo que lo ocasiona (en nuestro ejemplo, las características de la enfermedad), factores personales, nuestra percepción de control sobre el problema, etc.
La fase de resistencia o el momento de adaptarse propiamente dicho
En esta fase, la persona desarrolla una serie de procesos fisiológicos, cognitivos, emocionales y comportamentales, similares a los de la fase anterior pero acompañados de emociones únicamente negativas.
Para entenderlo mejor, sería como sufrir una bajada de energía. Si estas emociones perduran en el tiempo, es decir, el organismo no consigue adaptarse, aparece la tercera fase.
La fase de agotamiento
Esta última fase, aparece cuando la persona no ha conseguido adaptarse de forma eficaz a la situación problemática. Aquí ya hemos consumido todos los recursos y energías que nuestro organismo tenía, lo que conlleva a una situación de mayor gravedad, con tendencia a la cronicidad, siendo la situación más disfuncional y provocando mayores limitaciones en la persona.
Esto suena primitivo ¿verdad? Y efectivamente, así es. ¿Luchar o huir? ¿Adaptarse o morir? Es algo primitivo, que, desde millones y millones de años, ha permitido a los seres humanos y a los animales, adaptarse a su ambiente cambiante, sobrevivir, e ir avanzando, desarrollando y creciendo hasta convertirnos en lo que ahora somos.
Las especies que sobreviven no son las más fuertes, ni las más rápidas, ni las más inteligentes; sino aquellas que se adaptan mejor al cambio (Charles Darwin)
OPINIÓN PERSONAL
En mi opinión, un tanto arriesgada quizá, este cambio brusco en la vida de una persona debido a una enfermedad, supone al igual que el duelo un proceso. Decir adiós a un periodo de tu vida, y aprender a vivir de otra.
En un primer momento, aparece la negación, dónde no aceptamos lo que ha pasado, le damos una y mil vueltas, no pensamos en ello como si no hubiera ocurrido.
Más tarde, llega la ira, la cólera, y expresamos nuestras emociones, nos enfadamos… De ahí, pasamos a la aceptación, donde empezamos a darnos cuenta de que no podemos cambiar la situación y que tenemos que aprender a convivir con ella.
Una vez aceptada, viene el momento de adaptarnos, asimilar y emplear estrategias de afrontamiento y de cambio. Aprender nuevos hábitos y nuevas formas de vida. Reciclarnos.
Y aquí es cuando empezamos a ver las cosas de otro color. Incluso, podemos vivir mejor de lo que lo hacíamos antes.
CONCLUSIÓN Y REFLEXIÓN FINAL
Este proceso se repite en diferentes situaciones estresantes de la vida, y seguro que mientras leías esto, has recordado alguna situación en la que hayas sentido todo lo que he ido expresando en el transcurso de este texto, seguro que se te ha venido a la cabeza una situación que hayas superado con éxito, o en la que aún te veas envuelto/a.
Podemos plantearnos la idea de que todo está en nosotros/as. En la forma en que miramos y percibimos las cosas, y no en el suceso en sí. Una misma situación puede ser valorada de forma diferente por dos personas en igualdad de condiciones.
Mi pregunta es: Y tú, ¿cómo quieres ver tu vida?
Este artículo será publicado en la próxima edición del periódico de #OretaniaCiudadReal
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