Con la llegada de cada nuevo año y tras realizar el balance del anterior, las personas comenzamos a proponernos un listado de objetivos y metas, popularmente conocidos como propósitos de año nuevo, pendientes de cumplir a lo largo del siguiente año.
Quiero lanzarte esta pregunta: ¿Cuántos propósitos tienes para el 2021? ¿Llegaste a cumplir los del 2020?
Probablemente tu respuesta a la última pregunta sea no y que muchos de los propósitos que añadiste a la lista del pasado año se repitan de nuevo en este
¿Por qué? Te lo explico a lo largo de esta lectura.
Tabla de contenidos
¿Cómo se originan los propósitos?
El origen de cada uno de nuestros propósitos ya sean de fin de año o de cualquier otro momento, se crea tras comprobar en un auto – balance aquellas necesidades y/o limitaciones que podemos tener como persona. En los ejemplos más claros están el dejar de fumar, aprender idiomas o viajar más.
Son los más destacados y los que más se repiten a lo largo de nuestra vida en la misma persona una y otra vez. Esto pasa porque no son objetivos claros, sencillos ni fáciles de cumplir a corto plazo.
Estos tres objetivos tan recurrentes en nuestra sociedad conllevan un proceso largo que no solo se consigue por iniciativa propia sino que depende de otros factores ya sean personales, sociales o ambientales, como por ejemplo: ansiedad, disponibilidad real de tiempo y recursos económicos, inestabilidad del entorno cercano.
Muchas veces por estos factores no llegamos a conseguirlos, incluso a veces ni a empezar el plan de acción que nos ayude a alcanzar nuestra meta., esto suele generar, frustración, enfado, desmotivación…
Por esta razón, podríamos encontrar algún tipo de relación con las expectativas.

Relación entre nuestras expectativas y los propósitos de año nuevo
Para poder entender esta relación tenemos que recordar primero que es una expectativa.
Las expectativas son una estimación subjetiva que hace una persona sobre la probabilidad de conseguir un objetivo específico a través de la realización de una conducta.
Cuando nos proponemos crear un listado de objetivos, metas o propósitos, asumimos la responsabilidad de cumplirlos y nos creamos una expectativa que en general, es de carácter positivo y con la firmeza de que seremos capaces de conseguirlo de manera real.
¿Por qué se tiende a fracasar una y otra vez?
La respuesta es sencilla. Muchas veces no tenemos en cuenta que el querer conseguir una meta, depende mucho de nuestra iniciativa personal, de la motivación que tengamos hacia ella, del disfrute y el reto que nos genere hacer algo nuevo por nuestra persona.
Además, en muchas ocasiones, no tenemos en cuenta el resto de factores que podrían interferir en nuestras actuaciones y propia conducta, y en muchos casos, no preparamos el plan de acción.
Cuando se habla de cumplir objetivos tenemos que tener en cuenta que a mayor simplicidad y motivación hacia ellos, mucho más alcanzable serán. Por lo que un objetivo debe ser, claro, conciso, real, y que pueda conseguirse a corto – medio plazo.
Veamos algunos ejemplos:
Dejar de fumar:
Antes de proponerte dejar de ser consumidor de tabaco, tienes que ver tus fortalezas y debilidades, tu motivación, así como si tu entorno y circunstancias personales acompañan. Podrías preguntarte: ¿Quiero dejarlo de verdad? ¿He hecho una balanza de pros y contras? ¿En mi entorno hay más personas fumadoras o son las que menos? ¿Es la primera vez que lo intento?
En este enlace puedes encontrar más información y pasos para dejar de fumar
Querer aprender un nuevo idioma o mejorar los que ya tienes.
Si eres principiante tienes que ir paso por paso y preguntarte si dispones de tiempo real para el estudio y práctica continuo del idioma (porque lo necesitarás), empieza por familiarizarte con el idioma elegido, ponte límites pequeños y plazos.
El objetivo no es ser un experto en otro idioma sino empezar a aprender y a familiarizarte (corto- medio plazo) hasta llegar a ser un experto con el tiempo (largo plazo) y disfrutar con ese nuevo aprendizaje día tras día, no imponerte una obligación más.
CONCLUSIONES
A modo de ejemplo te he mostrado algunos tópicos que quizá te sean familiares. Pero, esta dinámica de fijación y consecución de metas tiene que realizarse siempre. Es una forma típica de la metodología de estudio tanto en educación, como en organización de empresas, etc. Es útil y verificable.

Si un objetivo reúne esas condiciones que se comentaban en párrafos anteriores y realmente tienes iniciativa y ganas de conseguirlos, hay una alta probabilidad de éxito.
Puntos clave:
- Fija un objetivo, meta o propósito, claro y sencillo (intenta no fijar muchos a la vez)
- Ten claro tu motivo para querer alcanzar dicha meta.
- Intenta que sean alcanzables a corto – medio plazo.
- Crea el plan de acción para cada uno: análisis de fortalezas y debilidades, metodología, plazos, posibles obstáculos..
- Realiza evaluaciones y seguimientos de todo lo que vas consiguiendo con frecuencia o de los obstáculos que encuentras para crear alternativas y soluciones ante los mismos.
- Pide ayuda si lo necesitas.
No importa la lentitud con la que avances, siempre y cuando no te detengas (Confuccio)
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