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INTRODUCCIÓN
El pasado 25 de Noviembre se celebraba el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la mujer. Es una fecha señalada ya que por desgracia aún son numerosos los casos de mujeres asesinadas en nuestro país y en otros lugares del mundo debido a la violencia de género.
En el transcurso de este año (datos hasta Noviembre de 2019) el número de víctimas mortales es de 52, según el último balance del Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes e Igualdad.
En el mundo de la discapacidad, la mujer no deja de ser vulnerable, de hecho todo lo contrario, ya que los estudios confirman que un alto porcentaje de mujeres con algún tipo de discapacidad, ha sufrido o sufre maltrato.
En el mes de diciembre, también hay un día que destacar puesto que el día 3, celebramos el Día Internacional de las Personas con Discapacidad.
Debido a la celebración de estos días tan importantes para nuestra sociedad creo oportuno abordar ambos temas unidos por una misma situación social: violencia y discapacidad en la mujer.
Es cierto que faltan datos sobre la relación entre mujeres con discapacidad y violencia de género, pero se puede considerar a este colectivo como grupo de alto riesgo de sufrir situaciones de violencia.
Sería interesante continuar investigando al respecto y avanzar en las medidas de prevención y de actuación, que aunque ya existen algunas, en base a los datos comentados anteriormente, siguen siendo escasas.
Mujer y Discapacidad
De primera mano todos sabemos que tanto el hecho de ser mujer, como el hecho de tener algún tipo de discapacidad, genera situaciones de discriminación e incluso de exclusión en varios ámbitos de la vida, ya sea entorno laboral, económico, social…
Si a todo esto sumamos además el alto índice de violencia hacia ambos colectivos, se llega a la conclusión de que la mujer con discapacidad tiene una gran vulnerabilidad en distintos niveles.

¿Qué problemas se encuentra la mujer con discapacidad que sufre violencia de género?
Por desgracia, en muchos casos el primer error es no creer a la víctima.
Se sabe que cuando una persona tiene alguna enfermedad mental o intelectual es menos probable que se valore la información que da, en comparación con otra persona sin este tipo de problemática.
En un primer momento se podría pensar que con el gran número de estigmatización que existe en la población general, es un tanto normal que las personas por desconocimiento sean más susceptibles de confiar en una persona con una discapacidad psíquica.
Lo que me llama la atención, es que se ha podido comprobar a través de información proporcionada por las propias víctimas, que en algunos casos son los profesionales, los que tampoco las creen o las que no dan la importancia suficiente a lo que éstas cuentan.
Todo esto provoca que muchas de las personas que sufren maltrato ya sea físico o psicológico, no denuncien o no reciban la ayuda oportuna en el momento que lo necesitan, disminuyendo aún más su autoestima, su auto-confianza, etc., llevando en situaciones extremas al intento de suicidio.
Si una persona que sufre violencia y que se encuentra inmersa en un gran miedo, acude con mucho recelo a un profesional, y se encuentra a éste, que en lugar de ayudarla, le dice que es muy fuerte y no necesita ningún tipo de ayuda ¿Cómo debería sentirse?
Parece duro ¿verdad? Pues debes saber que estas palabras son extraídas de una entrevista realizada por una de las mujeres con discapacidad víctima de violencia de género.
Todo lo bueno empieza sin barreras (anónimo)
¿Qué necesitan estas mujeres?
No hay que decir que en un caso de violencia (independientemente del tipo de ésta) es fundamental un apoyo externo para conseguir afrontar y superar esa situación, tanto durante como después de todo el proceso.
El apoyo socio-familiar es fundamental, puesto que el percibir el cariño, la ayuda, el respeto de familiares y amigos, genera en la persona emociones y pensamientos positivos que necesita en ese momento.
Por este motivo, muchas de las personas que se encuentran dentro de un proceso de violencia, cuentan en sus experiencias, que sin el apoyo de su entorno más cercano, probablemente no habrían conseguido sentirse capaces de luchar, denunciar y de seguir con su vida.
Por supuesto, la atención psicológica de calidad es otro recurso que todas las personas en este tipo de casos deberían tener cubierto.
Conclusiones
Como decía antes, el hecho de ser víctima de cualquier tipo de violencia, supone un antes y un después en la persona y por ello, necesita orientación y asesoramiento en todo momento.
En algunos casos, muchas víctimas no tienen el apoyo de su familia, amigos y/o entorno y en otros muchos, carecen de recursos suficientes para poder ser atendidas por profesionales específicos en la materia.
Todos estos datos y a modo de opinión, me generan gran malestar y por ello, aunque sea a través de este texto, me gustaría animar a todas las personas a seguir favoreciendo una real concienciación y sensibilización.
Con ello, se conseguiría reivindicar de alguna forma, la necesidad de continuar luchando por una igualdad real en todos los colectivos de la población con mayor vulnerabilidad.
Dato informativo
Un ejemplo de lo comentado anteriormente, fue el acto de reivindicación organizado por el CERMI en Pamplona, y que no me gustaría obviar.
En este evento, mujeres y niñas con algún tipo de discapacidad, expusieron sus ideas y opiniones para de algún modo, manifestar la necesidad de conseguir sus derechos y trabajar por eliminar la desigualdad de género.
Si sufres violencia de género, por favor, llama al 016. ¡Pueden ayudarte!
Este artículo será publicado en la próxima edición del periódico de #OretaniaCR y #CLMactiva
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